6 de mayo de 2014

Mientras no viene el sueño te voy a contar tu propia historia

Una mujer joven, de pie y al lado de una ventana, en una casa vieja, sin saber adónde miran sus ojos, comienza a contarle un cuento a una mujer mayor que está sentada frente a un fuego que no se ve pero ilumina sus ojos cerrados.

El siete de Agosto de 2012 un amigo me recomendó una película de la que le habían hablado, me enviaba algunas imágenes.

Un bosque sumergido en algo que podría ser niebla, tal vez humo. Una mujer sola bajo la lluvia, cogiendo berzas, arrancando couceiros. Dos hombres ayudando a parir a una vaca. Dos mujeres haciendo una verdadera obra de teatro de Beckett en un bosque cubierto de líquenes, el fondo del océano.

Nada que decir. Sólo escuchar el viento que corre por la frontera del Couto Mixto y las voces que interpretan nuestra propia vida. Uno de los mejores retratos que conozco de una tierra situada en la raia que une Galicia con Portugal.

Al fin hoy pude ver aquella película: Arraianos, dirigida por Eloy Enciso Cachafeiro. Para mi una obra ya inolvidable.

Hace semanas terminé un libro que había comprado al inicio de 2006 y cuya lectura había abandonado en un primer intento. Pocas veces puedo decir que tras leer un libro con atención no soy capaz, al terminarlo, de contar de qué trata; como ir tras un misterio que se oscurece aún más conforme entras en sus palabras.

El bosque. La niebla y el humo. Las personas solas, ayudándose a nacer.
Los ritos.

Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río.
escrito por László Krasnnahorkai.

Y en su primera página, en la única línea que contiene, también estaba escrita esta película (junto al resto de cualquier historia). Dice así:

Nadie lo ha visto dos veces.