29 de noviembre de 2015

Ya

Pensé que podía ser suficiente.
Y salí a escuchar como la tarde se iba apagando. Y un pequeño avión cruzó entonces el cielo, muy cerca. Ya era la hora de recoger la ropa, tal vez ya estaría seca.
Todo esto en una fracción de segundo, y cuando me miraste, seguía estando a tu lado.

Pensó que a solas podía captar el universo entero;
Pero la única voz que obtuvo por respuesta
Fue el falso eco de sí mismo
Que procedía del precipicio,
al otro lado del lago.

(un encuentro, siempre, con Robert Frost)

27 de noviembre de 2015

Los árboles de los ríos

Hay un poema maravilloso de Pia Tafdrup que se titula
La fuerza de gravedad del cielo

En las horas de un día fatigoso y largo, hubo un momento en que quise escribir:

si pudieras verme ahora



El sol se pone, un dolor momentáneo
                                       desgarra a mi padre.
Me siento con él, le cojo la mano,
conocido y desconocido
- no se la he tenido así nunca antes.



Horas antes de leer el poema de Tafdrup pensé

¿dónde están mis iguales?


Y un poco después alguien dijo:
los árboles que crecen a las orillas de los ríos, los alisos, los abedules,
de todos ellos me siento cercano.


Descansé unos segundos en esas palabras
antes de volver a experimentar, desconcertado, la fuerza de gravedad del cielo.



14 de octubre de 2015

Algo sin fin

Yo soy parte de todo lo que he conocido
(leo en J.R. Moehringer)

¿Y si el ansia de permanecer (también) fuese un fraude (tal vez interesado)?

¿Y si formásemos parte de un proceso que nos contiene y al que contenemos por entero, que no se puede comprender y del que somos indivisibles porque las dos partes juntas se convierten en algo sin fin?

11 de octubre de 2015

Aki Kaurismaki en público: ¿el rey está desnudo?



















Este tipo es Aki Kaurismaki, ¿sería mejor decir el gran Aki Kaurismaki, famoso director de cine finlandés?. Está sentado en la calle, delante de los cines Numax en Santiago de Compostela hoy sábado a la tarde, esperando que le hagan una entrevista en la radio y justo antes de un encuentro con su público en el Teatro Principal, dentro del festival de cine Curtocircuito.

Es el director de películas para mi inolvidables como Le Havre, Un hombre sin pasado o La chica de la fábrica de cerillas. Todas ellas en la memoria y en el corazón (especialmente Le Havre).

Hace unos meses supe que AK vivía a menos de cien kilómetros de aquí, en el norte de Portugal, en la raia, la frontera con Galicia. Fue una increíble e irracional alegría y hasta viajé a su pueblo para sentir como era aquel lugar que lo cobijaba. Y hoy llegó el día de conocerlo, de verlo y escucharlo.

Tras ese encuentro, primero presenciando la entrevista en Numax y luego en el Principal, me apetece decir o escribir: señor Kaurismaki, siga haciendo películas tan maravillosas, en mi caso las estaré esperando, pero, por favor, váyase a casa y cultive sus vinos, fume sus cigarros o hágase alcohólico, como usted vea, pero no aparezca en público.

Carlos Castilla del Pino lo decía muy claro: somos un sujeto con múltiples yoes. Pues bien, el yo público (al menos en grupo) de AK es, en mi opinión terrible e insultante para sensibilidades e inteligencias como las que demanda para sus películas. La actuación (no encuentro otra palabra) de hoy en Santiago me parece que no tiene sentido y que está amparada por una enorme pose de divo detrás de una aparente destrucción del propio papel de divo, un retorcimiento que tal vez solo una mente nórdica, tan lejana (y admirada) puede permitirse.

Por supuesto, la ironía, la inteligencia fina y gris como una cuchilla, la torpeza también, dan cobertura a un hombre del que se ha adueñado una timidez capaz de tumbarlo. Lo que es tremendo es como AK le ofrece cobertura pública a través del vino, la ruptura constante de los papeles de esa escenografía pública a la que, por otra parte, no renuncia, y un continuo trato esquivo, alterado y por momentos chulesco a sus interlocutores oficiales (por no decir el trato que dispensó a la traductora del acto).

Hasta ahí, la libertad de una persona para ejercer su yo público y para mostrar unas incapacidades que, quienes le conocen mejor, dicen que desaparecen en privado. Él sabrá (porque algo de ternura, cariño, sensibilidad y atención a la amistad sí que se podían leer esta tarde muy por debajo de sus gestos y palabras).

Pero lo que convirtió, en mi opinión, el encuentro de esta tarde en un acto bochornoso fue el público (del que yo formaba parte). Asistimos a una sesión en la que, básicamente, un señor (AK) dice, grita, gesticula y pronuncia de mil maneras que él, el rey, está desnudo, mientras el público aplaude a rabiar interpretando (parece) que aquello es el colmo de la inteligencia y la ironía, del saber estar en otra dimensión de la cultura oficial y de que los ropajes que lo cubren, como mínimo, están bordados con oro. Y cuantos más aplausos había más gritaba el pobre Aki sus incapacidades, y más bebía albariño, y más borde era con la traductora y más incapaz era de dialogar. Y así vuelta a empezar. Un hombre mostrando sus imposibilidades y un público entendiendo que lo que era así no podía ser así y por lo tanto había que comprender al genio nórdico que nos había concedido la indulgencia de vivir y hablar para nosotros o con nosotros. (Por mi parte no me atreví a intervenir, todo hay que decirlo).

No es la primera vez que al cruzarme con gente a la que se admira y de alguna manera se quiere, a la que uno está agradecido por lo que ha hecho, me encuentro con un yo al que le falta mucha calidad para el trato humano (cosa que no le faltaba al yo que escribía o que hacía fotos o películas).

Pero para entender esos yoes, y aceptarlos, hace falta, imagino, romper el mito y acercarse a las personas. Y, a veces, como esta tarde, responder (eso si que me hubiera gustado) con el silencio o, sencillamente, con el alejamiento.

Buena suerte Aki Kaurismaki, todos la necesitamos. Seguiré esperando sus películas. Ningún interés en presenciar más actuaciones suyas.

8 de octubre de 2015

La burbuja de las respuestas

encerrado en la burbuja de las respuestas
(le escucho decir al director de cine Mike Hoolboom hace ahora un año, cuando el mismo mundo era otro mundo)

También habló de los koan:
Un búfalo pasa su cornamenta por una ventana, también su cuerpo,
¿por qué no consigue pasar su cola?

Y preguntó:
¿Qué cola de cada uno se quedó a la entrada de esta charla?, ¿qué cola no consiguió llegar hasta aquí?

6 de octubre de 2015

Otro sistema solar

Ahora seguramente dormirás.

Y un sistema desconocido alimentará tu respiración y la traerá hasta ti como un pequeño y oscuro manantial de agua.

Así, mirando como el agua vuelve al fondo del pozo es como están pasando los días. A ellos es a quien intento mirar, buscando una imagen que la arena oscura, la tierra, es difícil que devuelva. Pero hay que confiar. De la extenuación al frescor: ese es el verdadero sentido de mis días, escribe Christian Bobin

El Andantino de la sonata para piano No.20, D.959 de Schubert sigue siendo una música inolvidable, como una voz a la que uno quiere volver, sobre todo cuando hay que regresar.

Sí, todo será despacio. La voz y el agua, sobre todo.

Porque ahora, frente a la mirada, delante del cuerpo desnudo, hay un sistema solar de cosas inexplicables (esas son las palabras de Pia Tafdrup).

Así vive el pozo que tú cavaste.

1 de octubre de 2015

Debería decir

Así mueren
las palabras antiguas:
como copos de nieve
que tras dudar en el aire
caen al suelo
sin un lamento.
Debería decir: callando.

(Abrí el libro de Bernardo Atxaga y esto es lo que encontré)