3 de marzo de 2014

Es un barco

Había anotado una frase de Jung:
Necesitas tu totalidad para vivir al otro lado

pienso en lo que puede significar, y también en si el psicoanálisis es más una obra de arte, y puede ayudar desde ahí, que algo relacionado con la ciencia.

En una tienda, un adulto con un juguete en la mano interroga a un niño: 
- Es un barco, ¿le gustará?

Y en la calle, una niña muy pequeña se planta en la acera frente a otro adulto:
- Si me dejas ver la televisión te quiero

Cerca de esos diálogos anoté un pensamiento de Murakami:
Todo cuanto tiene forma puede desaparecer en un instante
Ahora mismo, por ejemplo, pensé.
Y algo, que es todo, adquiere una inclinación y una voz especial.

Hace unos días escuché una canción de Billie Holliday cantada por Nina Simone: Don't explain. Va y viene a través de todo lo que puede desaparecer en un instante. No la olvido. ¿Es posible que esa sí sea una canción de amor?

Y, como una voz grave que acompaña otros sonidos más abiertos, durante todo este tiempo, entre las palabras, las idas y venidas, entre la lluvia, leí esta historia de la tradición oriental:

Un samurai caminaba un día con su perro cuando, de repente, éste, enseñando los colmillos por primera vez, se puso a ladrar furiosamente en su dirección. Sorprendido e irritado, el samurai sacó su sable y le cortó de un tajo la cabeza al animal. Pero, en vez de caer al suelo, la cabeza salió volando hasta un árbol situado detrás del guerrero y apresó entre sus mandíbulas una serpiente que se disponía a morderle. Comprendiendo entonces que su perro no hacía sino avisarle del peligro que le amenzaba, el samurai, desconsolado, lamentó amargamente su gesto irreparable.