2 de junio de 2014

por más que te esfuerces

Es una idea difícil de expresar porque tiene muchas terminaciones nerviosas: algunas muy personales y otras más sociales.

El asunto es más o menos así: me aburren la mayoría de las manifestaciones artísticas, y sobre todo fotográficas, que parecen dirigir el panorama actual. Poco a poco están dejando de interesarme y se desvanecen (aunque me he desarrollado sobre todo en ese medio).

Por contra, cada vez me activa más el trabajo que busca la calidad en la vida de las personas anónimas (las que hacen funcionar el mundo probablemente), y ahí tienen un lugar destacado quienes se dedican a educar y compartir el conocimiento sobre la manera de funcionar de nuestra mente, nuestra manera de entendernos, de estar en el mundo y de comunicar nuestra perplejidad y nuestro miedo.

Y dicho esto ya siento que no está bien expresado y que no es exactamente así y que habría que matizarlo muchísimo... pero no lo voy a borrar.

Una buena parte del arte que veo (y en particular de la fotografía) parece estar hecha solo para un diálogo con otros artistas, galeristas y sobre todo comisarios. Un círculo que se cierra sobre si mismo. Básicamente un grupo de uniformados.

Alguien debería aprender de lo que ha ocurrido con buena parte de la música contemporánea (no toda, desde luego). El diálogo con ellos mismos, la coartada del dodecafonismo, la coartada y creo que malinterpretación del gran John Cage, ha llevado a círculos concéntricos que tienen cierta responsabilidad de que en las salas de conciertos se siga escuchando música de hace varios siglos (ya se que los programadores son seres conservadores, por lo general).

En fotografía, por ejemplo, la confusión frente a un lenguaje de apariencia sencilla pero de gran riqueza conceptual, al que se suma la transformación absoluta de los últimos tiempos, hace que el extravío sea muy profundo (solo una opinión). Hay personajes que que llevan media vida muriéndose y vendiendo libros sobre ese proceso (inacabable), mientras otras personas, muchas veces de manera anónima, intentan cada mañana recuperar para la vida a quien por una u otra razón se alejó de ella. Cada día, a cada hora, ese acto mágico se produce en miles de sitios y entre esos dos polos prefiero quedarme con el segundo (hasta puede que eso sea hoy la vanguardia).

Sobre el asunto de la ética, mejor ni hablar, porque un excelente compromiso artístico y social cae a los pies del primer grupo económico dispuesto a invertir en aquello que se denomina mi obra.

Admiro a Bukowski:
¿sabéis lo que dijo Li Po cuando le preguntaron si
preferiría ser
Artista o Rico?
"preferiría ser Rico", respondió, "pues los Artistas suelen
estar sentados a la puerta de los 
Ricos"
(a continuación aclara cómo él también ha estado sentado a la puerta de increíbles y caras mansiones)

Algunas ideas creo que ayudarían a encontrar la fuerza para decir que el rey está desnudo. Una de las antologías de poemas de Bukowski se titula en castellano Los placeres del condenado. Y Compte-Sponville dedica su pensamiento a analizar qué significa estar condenado y concluye que lo mejor que podemos hacer es destruir la esperanza, lo que nos aleja de lo que ocurre a la espera de tiempos mejores. Él habla de fumar el último cigarrillo que se le concede al condenado. Y fumarlo por el placer de hacerlo. Con esa sabiduría, sin otro teatro, porque el drama ya está en la base de toda la representación: Nos vamos a morir (es lo que me gustaría decirle a los uniformados).

Y, como esta entrada no parece de este blog, me gustaría dar un ejemplo de algo que me parece la proa de un rompehielos, algo parecido a las antiguas vanguardias pero de hoy día. Lo cuenta el documental Alive Inside: https://www.youtube.com/watch?v=5TGOZEtV5-c

Por lo demás, Bukowski dice algo importante en por más que te esfuerces:
no te precipites.
si existe la luz
ella misma dará
contigo.